jueves, 5 de abril de 2018

MicroRelato XIII

 
      El folio mágico, por fin tenia ese sobrenatural objeto entre mis manos. Pensaréis que el folio mágico es literalmente un folio, pero no. Eso se llamó así para despistar a los cazafortunas. Realmente se trata de un cuaderno de extraños poderes, todo lo que escribirias en ese cuaderno se cumplía. Sentada en mi escritorio probé a escribir que mi secretario estaría con un café y un cupcake de chocolate relleno de crema de vainilla, encima tendría nata y virutas de colores.
Al momento eso mismo ocurrió.
Tras esto decidí ir a casa de mi hermana ya que iba a haber cena familiar. Me llevé el cuaderno conmigo, tan preciado objeto no podía estar solo.
Una vez llegué a casa de mi hermana dejé mis cosas en el salón y fui a la cocina, no me di cuenta que el bolso estaba abierto y se había recurrido el cuaderno.
Los hijos de mi hermana cogieron el cuaderno y pintaron en él.
Cuando estábamos comiendo tranquilamente el pavo a la naranjada se comenzó a mover y de un momento a otro se puso a bailar con los entrantes encima de la mesa, las botellas de refrescos y agua echaban el liquido que contenían como si fuesen fuentes y la lasaña de berenjena parecía imitar al gato.
Los niños alegres aplaudían y gritaban cosas, de pronto vi en las manos de uno de los niños el cuaderno. Lo abrí y pude ver el dibujo de lo que estaba ocurriendo y entendí porque ocurría aquello con la comida. Intenté romper la página pero no podía así que decidí hacerlo... Quemé el libro, ya no lo podría estudiar y resolver sus misterios ni yo ni nadie.